¿Qué es la vida si no una obra de arte? ¿Qué es si no un complejo enredo de belleza?

 

¿Es un espacio flotante entre la razón y el sentimiento? O, un flujo de energía siempre cambiante. ¿Un todo conectado, un sistema completo?

 

¿Puede ser simplemente existencia en el tiempo y el espacio?

 

Creo que cualquier artista debe hacerse estas preguntas y definitivamente es el precio que algunos de nosotros debemos pagar. Por lo tanto, he elegido pagar esa tarifa. Obviamente no hay respuesta para ninguna de ellas, pero el baile incesante e íntimo entre ellas es exactamente lo que nos conecta como seres humanos. La posibilidad de que haya mucho más de lo que parece, la convergencia de nuestros sentimientos bajo la misma experiencia y el pensamiento de que nuestra mente puede colocarse en un lugar trascendente. Un lugar más grande que nosotros, más brillante que este. Me inspira cuando pienso en las posibilidades limitadas que teníamos de coincidir… sin embargo, aquí estamos.

 

Frecuentemente se olvida que el trabajo del artista no es solamente reflejar el presente, sino reflejar una posibilidad más profunda y provocar a aquel que se atreve a mirar. A veces no nos damos cuenta que todo lo necesario para hacer arte ya está dentro de cualquier ser humano, mi obra simplemente toca esa esquina y enciende una llama en el que se cuestiona las cosas. El arte está construido por lo que existe en la mente, presente, pasado y futuro, así como de aquello que puede ser, eso que tal vez podría existir. Expresar esto es, por supuesto, mi objetivo final.

 

Siempre he pensado que los grandes artistas a menudo son los mejores ladrones, no porque puedan robar sin ser atrapados. Pero porque saben qué robar de la vida y a dónde llevarlo. Sí, amigo mío, los artistas son ladrones, pero ladrones del tipo más honorable porque exploran la médula de la vida para crear belleza.

 

Mi arte no es una excepción a esa regla. Soy un ladrón experto, claro está que es un padecimiento, pero sé las cosas que debo robar y transformar en algo que bien podría hacerte llorar sin ser nada. Es por eso que mi arte es abstracto, para que no cuente una historia, sino que provoque la creación de una en el espectador. Bienvenido a Studio Jerome, la síntesis de los sueños más salvajes de la mente.

 

 

 

-Jerome